De unos años a esta parte, los globos de Google surcan los cielos. Globos enormes y blancos, como calabazas gigantes y transparentes rellenas de helio que vuelan hasta la estratosfera para proveer de cobertura a puntos geográficos en los que ésta todavía no ha llegado. Hasta el momento, un par de docenas de globos ya se encuentran a una altura aproximada de 20 kilómetros y proporcionan Internet de alta velocidad a Smartphones y otros dispositivos de usuarios situados en zonas rurales donde las compañías de telecomunicaciones no tienen acceso. En su haber ya se cuentan más de tres millones de kilómetros recorridos, llevando conexión a Internet a zonas aisladas de Brasil, Australia y Nueva Zelanda. El funcionamiento es, aparentemente, de lo más sencillo: los globos hacen conexión por radio con la red de telecomunicaciones y envían desde su localización la señal hacia abajo. Además, estos llevan incorporados una góndola cuyos sistemas electrónicos funcionan con luz solar. Los beneficios sociales y económicos del proyecto Loon pueden ser inmensos, teniendo en cuenta que potencialmente puede llegar a dar acceso a Internet al 60% del espacio geográfico que aún no lo tiene.
Recientemente el ambicioso proyecto ha experimentado un giro decisivo. Hasta ahora, el vuelo y la recolección de datos por parte de los globos de Google se realizaba siguiendo unos algoritmos de control cifrados. Sin embargo, las rutas de vuelo creadas no estaban ni mucho menos a salvo de las inclemencias atmosféricas, por lo que seguía existiendo un margen importante para el error. Ahora, los ingenieros de Google han decidido delegar en la inteligencia artificial el control de los globos. Esta decisión supondrá una importante descarga de problemas y trabajo para los operarios encargados, dado que el control automático permitirá comparar y optimizar rutas de vuelo. Ya no solo hablamos de obstáculos atmosféricos, sino también de problemas legales que hasta ahora limitaban enormemente el margen de maniobra. La fuerte legislación aplicada al uso del espacio aéreo impedía y sigue impidiendo que estos globos vuelen libremente a cualquier zona. Sin embargo, con la automatización estos pueden añadir esos parámetros para el cálculo de la ruta. Mientras tanto, Google trabaja con Facebook para superar esas trabas legales, ya que la compañía de Mark Zuckerberg se ha topado con la misma muralla legal a la hora de lanzar su flota de drones solares (cuyo fin también es el de proveer de acceso de Internet a zonas que no tienen).
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