En enero de 2016, Netflix apagó su último centro de datos. Sus actuales 94 millones de suscriptores consumen sus contenidos alojados en el cloud computing de Amazon. Si Netflix decidió migrar toda su infraestructura a la nube para hacer sus sistemas más robustos, ágiles y eficientes, ¿por qué tú no te lo has planteado todavía?
El mundo de las tecnologías de la información está repleto de palabras y acrónimos. Palabras que aparecen, desaparecen y vuelven a aparecer, muchas veces transformándose según el momento y las modas . Este vaivén de nuevos y viejos conceptos genera – en no pocas ocasiones – incertidumbre y confusión en el significado. El término “cloud computing” no se ha librado de esta batalla de nomenclaturas, y aún a día de hoy, existe mucha confusión en el significado real del término.
Definición real de Cloud Computing
Si hacemos un par de búsquedas en Google, veremos como existen infinidad de definiciones, unas más acertadas y otras menos, aunque todas ellas coinciden (más o menos) en que se trata del suministro de servicios de hospedaje de sistemas sobre Internet que ofrecen ciertos proveedores y que permiten a las compañías consumir recursos informáticos (computación, almacenamiento, transferencia, …) como si de un servicio de electricidad se tratara, en lugar de comprar y mantener infraestructura de sistemas propia.
En definitiva, podemos decir que el cloud computing existe desde hace muchos años, cuando ya alojábamos nuestras web en servicios de hosting externos, aunque por aquel entonces no se llamaba “nube” y por supuesto, la diversidad y calidad de los servicios nada tienen que ver con los que podemos contratar ahora. Desde que proveedores como Amazon, Microsoft o Google entraron en escena, ha existido una evolución abismal en el abanico de servicios que se pueden contratar modelo cloud. La competencia entre los “grandes” se ha encargado de que a día de hoy podamos desplegar cualquier tipo de sistema informático en la nube, con una calidad excepcional y a un precio mucho más que razonable.
Bajo mi punto de vista, existen conceptos dentro del mundo TIC que difícilmente pueden ser explicados a partir de definiciones, puesto que su aplicabilidad puede ser tan amplia, que resulta difícil escribir en uno o dos párrafos qué es realmente algo. Por eso, cuando he tenido que explicar qué es cloud computing, he preferido hacerlo desde un punto de vista práctico y aplicado. Para mí, cloud computing es una manera de llamar a la infraestructura tecnológica sobre la que vamos a desplegar un sistema software. Dicha infraestructura es ofrecida y accesible mediante Internet por un proveedor externo. La elección de este proveedor debe de estar supeditada a los siguientes puntos:
- Mi sistema va a estar igual o más seguro en su infraestructura que en la mía.
- Todos los recursos que voy a necesitar me los puede proporcionar el mismo proveedor.
- Puedo contratar y cancelar servicios de manera libre y ágil.
- Me permite poder escalar mi sistema en servicios y en capacidad.
- Los servicios son elásticos, puedo escalarlos de manera automática.
- Pago únicamente por lo que uso.
Ventajas del uso de cloud computing
La principales ventajas que se le atribuyen al uso del cloud computing son:
- Se eliminan los costes de inversión. No es necesario aprovisionar nuestro centro de datos con sistemas nuevos, o ampliando los existentes.
- Pago únicamente por lo que uso.
- Elasticidad en la capacidad. Los recursos que consumo se escalan con más o menos recursos según mis necesidades. Esto supone, no sólo un ahorro de costes, también significa que nuestros clientes no deberían verse afectados porque el sistema esté “saturado”, puesto que este estado nunca existirá, en un pico muy elevado de demanda, nuestro sistema será capaz de escalarse de manera automática para atender a la sobredemanda de servicio y volver a su estado normal cuando las solicitudes de servicio vuelvan a su estado habitual.
- Los proyectos de desarrollo o implantación de un nuevo software se centran en lo realmente importante, que es el software y la funcionalidad que le va a aportar al negocio y no las infraestructuras.
Las ventajas anteriores, aun siendo extremadamente importantes, no son las únicas. Es más, para mí, la más importante de todas no tiene que ver con ninguna de ellas. En mi opinión, la ventaja más importante que nos aporta un modelo cloud computing es la agilidad a la hora de poder innovar dentro de nuestro negocio. Nuestros negocios viven dentro de un entorno cambiante, donde la competencia y la incertidumbre son una constante. La innovación es un arma con la que cualquier compañía que se precie debería luchar. La innovación supone, entre otras cosas, poder experimentar dentro de nuestros modelos de negocio, crear nuevos productos, nuevos servicios, nuevos canales o formas de hacer llegar el valor que aportamos a nuestros clientes. Cualquiera de estas innovaciones va a suponer el desarrollo de nuevas herramientas, nuevos desarrollos de software. Estos desarrollos deben de dirigir y acompañar a las innovaciones.
Los sistemas que desarrollamos en la actualidad son cada vez más exigentes en cuanto a capacidad de computación, almacenamiento, distribución y disponibilidad. En un modelo “clásico” de computación, cada uno de estos proyectos debería de estar acompañado de un proyecto de aprovisionamiento de hardware, un proyecto que en base a una predicción de uso, requerirá de no pocos recursos en tiempo y dinero. El uso de recursos de un proveedor de cloud computing nos permitirá que este proyecto se reduzca a prácticamente cero, es decir, me centraré en la innovación y el desarrollo que requiere, utilizaré los sistemas necesarios desde el primer día, sin tener que esperar al aprovisionamiento de nuevo hardware. Además, probablemente mi proyecto de innovación pivote en varias ocasiones hacia nuevas visiones u oportunidades, probablemente cambie de tamaño, se divida en más proyectos, mute o simplemente desaparezca. En un modelo de cloud computing, nuestro proyecto de innovación podrá cambiar, crecer o morir sin el lastre de las infraestructuras.
La primera “pega” que le viene a la cabeza a cualquiera que se plantea o le plantean un modelo de proyecto basado total o parcialmente en cloud computing, es la seguridad. En este punto, me gustaría desmitificar los “miedos” existentes respecto a este punto. En mi caso, cuando alguien me pregunta si sus datos van a estar seguros en la nube, suelo responder con otra pregunta ¿cómo de seguros están ahora en tus sistemas?. Todavía no me he encontrado a nadie que su respuesta sea, “mis datos están más seguros en mi centro de datos que en un proveedor de cloud computing”. Bueno, puede ser que me lo hayan contestado, pero no me lo han podido justificar. Ojo, no todos los proveedores son iguales, al principio de este post, ya dijimos que la elección de un proveedor u otro de cloud computing se debía supeditar a una serie de puntos, entre ellos, la seguridad. En muchos casos se confunde la palabra “seguridad” con “disponibilidad”. Resumiendo mucho, mi sistema no es seguro si no evita los accesos no autorizados y mi sistema no está disponible, cuando está caído (no funciona). El hecho de que mi sistema sea más o menos seguro o esté más o menos disponible, dependerá en gran medida del software que desarrollo y de cómo lo despliegue. Esto es así en mi centro de datos o en el de un proveedor de cloud, un software mal desarrollado y/o desplegado, que no sea seguro, es igual de inseguro en cloud que en nuestra propia infraestructura. Aunque por supuesto, existen excepciones, los “miedos” de seguridad al cloud computing, suelen representar más miedos a lo desconocido, que miedos fundados.
En Belike hace años que lo vimos claro. Nuestros clientes nos piden agilidad, flexibilidad y efectividad a la hora de desarrollar el software que les permita poder innovar y transformar sus negocios. Para conseguir esto, elegimos al que, a mi modo de ver es el mejor proveedor de servicios de cloud computing en la actualidad, Amazon Web Services. En siguientes post os contaremos el porqué de nuestra elección. ¿De verdad te lo quieres perder?
Leave a Reply